El riesgo de pobreza y exclusión social afecta en mayor medida a las mujeres
La brecha entre mujeres y hombres es especialmente significativa entre las personas mayores como consecuencias de las diferencias en la cuantía de las pensiones, según un informe de EAPN
Un 26,6% de la población se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social, según datos del indicador AROPE publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en la Encuesta de Condiciones de Vida.
Este indicador tiene en cuenta tres variables fundamentales:
(1) la población que se encuentra en riesgo de pobreza (el porcentaje de personas que se encuentran por debajo del umbral de la pobreza, situado en 8.522 euros de ingresos anuales en el año anterior a la encuesta en hogares de una sola persona y en 17.896 euros en hogares compuestos por dos adultos y dos niños);
(2) los hogares con baja intensidad en el empleo (sus miembros en edad de trabajar lo hicieron menos del 20% del total de su potencial de trabajo durante al año anterior a la entrevista);
(3) la carencia material severa (carencia de, al menos, cuatro conceptos de una lista de nueve en las que se encuentran cuestiones como no poder permitirse ir de vacaciones una semana al año; una comida de carne, pollo o pescado, al menos, cada dos días; mantener la vivienda con una temperatura adecuada, disponer de teléfono; de televisor; o de lavadora, etc.
Este indicador pone de manifiesto que hay más mujeres que hombres en riesgo de pobreza y exclusión social. Un reciente informe publicado por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN) explica que estamos hablando de 6,4 millones de mujeres y 5,9 millones de hombres; es decir, el 27,1% de la población en el caso de las mujeres y el 26% en el de los hombres.
Indicador AROPE. Fuente: INE. Elaboración propia
El gráfico anterior muestra cómo la brecha entre mujeres y hombres en riesgo de pobreza y exclusión social alcanzó su valor más alto (2,7 puntos) en 2008, antes de que comenzara la crisis.
A medida que la situación económica se fue deteriorando, el número de hombres en riesgo de pobreza o exclusión social fue creciendo más rápido que el de mujeres hasta prácticamente igualarse en 2012 e incluso alcanzar valores más altos entre 2013 y 2015.
Sin embargo, en 2016, los valores volvieron a igualarse y, en 2017, volvió a abrirse una brecha entre las mujeres y los hombres ante un descenso del riesgo de pobreza más acusado entre el género masculino que en el femenino.
Esta evolución ha puesto de manifiesto, según EAPN, que “la pobreza masculina se ha revelado como mucho más sensible a la coyuntura económica”.
Este mismo organismo explica que esta brecha de género en el riesgo de pobreza es especialmente significativa entre las personas mayores y ha experimentado un importante incremento en el último año.
“Entre los hombres, la tasa AROPE subió 0,8 puntos; es decir, un 5,5%; sin embargo, entre las mujeres lo hizo en 2,9 puntos; es decir, un 19,4%, más del triple. La razón es, claramente, la diferencia en la cuantía de las pensiones que reciben hombres y mujeres, que, además, se incrementa año a año”, explica el mencionado estudio.
El riesgo de pobreza en las mujeres alcanza el valor más alto de la serie histórica
EAPN explica que “un ejemplo claro es la tasa de riesgo de pobreza”, el primero de los tres componentes de la tasa AROPE, que se ha reducido siete décimas para el conjunto de la población” en el último año “y, sin embargo, registra para las mujeres el valor más elevado de toda la serie histórica”, tal y como muestra el siguiente gráfico. Esto pone de manifiesto que la mejora de la situación general se debe, íntegramente, a la situación de los hombres.
Tasa de riesgo de pobreza. Fuente: INE. Elaboración propia
Este organismo hace hincapié en “la extraordinaria tasa de pobreza que soportan las familias monoparentales”. “Su tasa de pobreza es casi el doble de la tasa media y unos 16 puntos porcentuales superior a la que soportan las familias” compuestas por “dos adultos con uno o más niños dependientes”, indica el informe, que recuerda que, “según datos de la encuesta continua de hogares, el 83% de los hogares monoparentales están a cargo de una mujer”.
Más mujeres que hombres viven en hogares con baja intensidad de empleo
En cuanto al segundo de los tres componentes del indicador AROPE, la baja intensidad en el empleo, la evolución muestra una tendencia relativamente similar, si bien la incidencia parece relativamente similar en el caso de los hombres y las mujeres. No obstante, hay un porcentaje mayor de mujeres (13,2%) que de hombres (12,4%) que se encuentran en esta situación, tal y como pone de manifiesto el siguiente gráfico.
Hombres y mujeres viviendo en hogares con baja intensidad en el empleo (hasta 59 años) Fuente: INE. Elaboración propia
La privación material severa, levemente mayor en mujeres que en hombres
Por último, el tercero de los componentes pone de manifiesto que la privación material severa es relativamente similar entre las mujeres y los hombres, si bien también es algo superior entre las primeras que entre los segundos. El siguiente gráfico pone de manifiesto que la velocidad de crecimiento de este componente del indicador AROPE fue mucho mayor entre las mujeres que los hombres durante la crisis.
Carencia material severa en mujeres y hombres. Fuente: INE. Elaboración propia
En consecuencia, mayor deterioro de la situación de las mujeres
La conclusión que pone de manifiesto el informe publicado por EAPN es que “a pesar de que las diferencias medidas entre hombres y mujeres no son muy elevadas, la tendencia al deterioro de la situación de las mujeres con respecto a los hombres es clara”.
“Para la gran mayoría de los indicadores de pobreza y/o exclusión (…), la mejora ha sido mucho más intensa entre la población masculina. Un ejemplo claro es la tasa de riesgo de pobreza, que este año es la más elevada de toda la serie histórica para las mujeres y, sin embargo, para los hombres se ha reducido 1,6 puntos porcentuales”, concluye.